Cafetaleros buscan revivir la década de los 90

cafeLa hacienda Denisse, de Freddy Bustamante, muta con los años. Primero empezó a explotarla con pasto para mantener su ganado ya extinto, para luego apuntar a otros cultivos como el cacao, maíz y teca. Ahora sobre esa extensión de 1.700 hectáreas, plantitas de café robusta empiezan a emerger. Es su nueva apuesta.

No se trata de cualquier tipo de cultivo, pues ha aprendido a tomarle cariño. En las entrañas de las siete hectáreas que tiene sembradas está una inversión de 450.000 dólares y seis años de investigación tecnológica que apunta a ofrecer una solución al país en la mejora de la productividad del grano de esta variedad, cuya demanda crece a nivel mundial.

Años atrás, Bustamante fue uno de los más laureados ganaderos y también llegó a convertirse en un renombrado exportador de café, actividades que dejó por los malos precios del mercado. Hoy vuelve a creer en el grano.

La aventura, cuenta, la reinició en el 2007 cuando su empresa Dublinsa S. A. se alió al Consejo Cafetalero Nacional (Cofenac) para evaluar y escoger 11 tipos de clones de siembras nativas y brasileñas que, según los primeros resultados, llegaron a adaptarse al clima del Litoral y han logrado generar un promedio de 80 a 115 quintales de café oro por hectárea, muy por encima de los 5 que llegan a alcanzar algunas zonas del país.

La seriedad y el objetivo del proyecto han atraído a otros empresarios como Jorge Salcedo, presidente de Solubles Instantáneos, quien en el mismo periodo (seis años) también ha venido trabajando con Cofenac para ayudar a que más de 400 pequeños agricultores de Los Ríos y Bolívar siembren unas 450 hectáreas de robusta (la mitad son clones). «Hemos tenido buenos resultados, pese a la baja tecnificación que se ha empleado. En esos sectores se está produciendo hasta 30 quintales por hectárea», señala.

PRODUCCIÓN Y DEMANDA. Quienes operan en el sector saben que la siembra de café es una oportunidad para quienes buscan rentabilidad en la agricultura. En Ecuador, aseguran, existen las condiciones geográficas y climáticas para hacerlo y una demanda interna que no está satisfecha.

Las estadísticas del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) indican que en el país actualmente existen 193.000 hectáreas de café a nivel nacional (el 60% es de la variedad arábiga y el 40%, robusta) que están generando unos 630.000 sacos de 60 kilos por año. Esa cantidad, según Rubén Corral, responsable del Programa de Investigación de Cofenac, es insuficiente para la industria nacional que al año está obligada a importar más de un millón de sacas para producir café soluble en el país y así aportar en las exportaciones del producto (industrializado y grano) que en el año 2012 alcanzaron los 275’899.790 dólares.

Gonzalo Romero, presidente de la exportadora Armajaro S.A., sostiene que las ventas de café a nivel mundial son dinámicas, pero agrega que los agricultores deben conocer que la oportunidad de crecimiento está en la oferta de café robusta. «En 2009 se consumía cerca del 35 por ciento, ahora es el 40 por ciento. Mientras que el café arábiga bajó al pasar del 30 al 27 por ciento», detalla Romero.

Los potenciales mercados están en los países productores donde las compras incrementan un 4% por año; y en naciones no productoras como China y Corea del Sur, donde el consumo crece en un 20 por ciento anual.

«Hay que ir explotando ese potencial, pero con pragmatismo», exhorta Romero, quien dice estar dispuesto a apoyar la labor de Bustamante y Cofenac. Actualmente, Armajaro analiza la edificación de un laboratorio de reproducción in vitro para masificar el cultivo robusta, una inversión que podría significar unos $ 500.000. La idea es producir unos dos millones de plántulas anuales para satisfacer inicialmente las necesidades locales. «Pero nos hemos atrasado un poco porque ahora estamos en la búsqueda de obtener un protocolo de gen en somática que sea comercialmente aprobado. Nos encontramos con la sorpresa de que en Ecuador no existe. Estamos conversando con un laboratorio mexicano».

Al esfuerzo del sector privado también se une la labor del Estado que actualmente ejecuta un proyecto de $ 75 millones de dólares para renovar unas 135.000 hectáreas de cultivos, 30.000 de ellas de la variedad robusta. «El fin es reducir las importaciones del café robusta, pero también buscamos aumentar la oferta exportable del arábigo», explica Javier Villacís, gerente del proyecto de reactivación de café y cacao del Magap.

Actores del sector están convencidos de que Ecuador podrá volver a experimentar el boom de producción que se vivió en la década de los noventa, cuando el país obtenía hasta dos millones de sacas de 60 kilos al año. Bustamante confía en que más empresarios se vayan involucrando en el proceso de reactivación de cafetales. Su aporte ya está hecho. Personalmente aspira a tener, dentro de dos años, unas 120 hectáreas adicionales.(Lisbeth Zumba- Expreso)

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